Fue un Octubre cuando la vida, “sabia” como un anciano consejero de tribu, nos juntó en ese viaje. Navegamos un rio de emociones, desatamos nuestras pasiones y compartimos nuestros temores. Un encuentro de energías potentes y de almas sedientas en busca de su camino. Sin ser del todo consientes de cuanto lo necesitábamos todas, y cada una en especial porque a la vuelta ya nada sería igual.
El duelo, la crisis, la sanación, fueron parte de nuestro equipaje, si saber que estaban ahí entre nosotras, en algún rincón esperado la hora para entrar en acción. Del Llanto de risa al llanto de miedo, estas mujeres, amigas, madres e hijas entramos en un estado único, de conexión, donde todo fluía y así comenzamos a transitar un camino muy importante en nuestras vidas. Este encuentro de almas era nuestro destino. Renovación, creatividad y evolución fueron los regalos de ese viaje.
El duelo, la crisis, la sanación, fueron parte de nuestro equipaje, si saber que estaban ahí entre nosotras, en algún rincón esperado la hora para entrar en acción. Del Llanto de risa al llanto de miedo, estas mujeres, amigas, madres e hijas entramos en un estado único, de conexión, donde todo fluía y así comenzamos a transitar un camino muy importante en nuestras vidas. Este encuentro de almas era nuestro destino. Renovación, creatividad y evolución fueron los regalos de ese viaje.
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